Efectos psicológicos por la cuarentena: el surgimiento de una nueva forma de vida
La cuarentena por causa del Coronavirus, que ya lleva seis meses en Río Negro y Neuquén, afecta gravemente la salud mental de las personas. Especialistas aseguran que se duplicaron los trastornos psicológicos durante este periodo; los motivos de consulta recurrentes que se reciben desde el comienzo del aislamiento surgen de problemas de ansiedad, miedo, depresión y angustia.
El objetivo de la cuarentena es responder a una necesidad social: que la salud de una población sea resguardada. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Entonces, ¿se está preservando el bienestar físico, mental y social? Se requiere del distanciamiento social para controlar la propagación del virus, pero nos estamos olvidando de una parte: preservar el bienestar mental. Estar confinados seis meses no es sinónimo de salud, y menos mental. Que estar aislados se transforme en soledad, depresión, angustia, estrés, ataques de pánico, ansiedad y otros cuantos síntomas tampoco lo es.
Un estudio realizado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA), muestra el aumento del consumo de alcohol, psicofármacos y automedicación desde el comienzo del aislamiento en la población argentina. Es entendible que esto sea mucho más complejo en un contexto de pandemia, ya que el aumento de incertidumbre y la poca claridad de lo que puede pasar, nos invade todos los días.
Esther Benjamín es psicóloga en Neuquén y explicó para este artículo que esos comportamientos se dan porque las personas suspenden todas sus rutinas, suspenden la sociabilización que siempre les está permitiendo el intercambio. “Las personas tuvieron de alguna manera que adaptarse a nuevas formas de relacionarse y eso muchas veces genera distintas emociones como ansiedad, bronca y tristeza”, explicó.
Además aseguró que el aislamiento puede causar efectos psicológicos en todas las edades. En las personas mayores se sufre más el miedo por el contagio y las consecuencias que les puede generar, y en los más jóvenes generalmente estar encerrados o aislados les genera más que miedo, mucho enojo. Ambos sentimientos terminan causando altos niveles de ansiedad en las personas.
Sin embargo, Benjamín aseguró: “los niños que comienzan su escolaridad primaria son los más vulnerables y tiene que ver con el aspecto de la sociabilización, empezar a considerarse como sujetos y en donde están construyendo su aparato psíquico”. También cree que se puede considerar vulnerable a la franja entre los 18 y 25 años, ya que es cuando se comienza con el desarrollo de la vida adulta.
El aislamiento en estas edades también afecta fuertemente en lo educativo. “Cuando hablamos de educación el vínculo y el trato de persona a persona es sumamente fundamental”, indicó Claudia Raquel Bravo quien ejerce la psicopedagogía hace 15 años en la ciudad de Cinco Saltos. Trabaja con niños y adolescentes, contó que ambos se ven afectados por la situación, pero en la adolescencia se refleja aún más la frustración y el desgano. “Todas las semanas recibimos mensajes donde nos dicen que los chicos no se sienten bien, que están deprimidos, que están asistiendo al médico, siendo asistidos por psicólogos y psiquiatras, muchos tienen ataques de pánico”, detalló.
“No aprendemos solos y aislados, necesitamos de lo social, somos sujetos sociales”, aseguró Bravo.
Desde el Ministerio de Salud de Neuquén se consolidó una red integral de asistencia en Salud Mental y Adicciones flexible, adaptada a este contexto, en la que se adoptan diferentes modalidades de intervención en múltiples canales de atención. También se configuró un equipo de operadores destinado a brindar una primera ayuda psicológica a la población y al personal del sistema de salud de toda la provincia, a través de una línea telefónica para evitar que el cuadro avance y pueda generar complicaciones mayores.
Para que el distanciamiento social no afecte psicológicamente se sugiere evitar el asilamiento emocional. A las personas que se encuentran solas o que simplemente necesitan tener “contacto” con otras, se recomienda hacer uso de las herramientas de comunicación: videollamadas, llamadas telefónicas, mensajes, pueden permitirnos acercarnos emocionalmente a nuestros seres queridos.
Sin embargo, esta hiper conectividad con la que convivimos tampoco es del todo buena y se sugiere evitar la sobrecarga de información que nos invade por distintos medios; ya que también puede generar ansiedad y confusión. Tampoco es conveniente compartir información que sea alarmante y desesperanzadora.
La práctica de terapias alternativas es otra salida para personas que se encuentran trabajando en su salud mental. Las más realizadas son yoga y meditación y para muchos se convirtió en una herramienta fundamental para bajar los niveles de estrés y ansiedad, se destaca que esta actividad puede ser de gran ayuda aún cuando el distanciamiento haya acabado.
“Yoga es una disciplina física, espiritual, filosófica, que lo que busca es que vos te encuentres con vos mismo”, explicó Guillermina Waltkins, quien es profesora de Yoga en Neuquén. “La búsqueda de la calma y la conexión hace que puedas comenzar a dormir mejor, estar más tranquilo, a repensar y pensarte de otra forma”, explicó sobre la disciplina. Además destacó la importancia de esta actividad en diversas situaciones de la vida, como la pérdida de un ser querido o la situación que estamos atravesando actualmente. Es por esto que personas de todas las edades practican Yoga y más aún en cuarentena. En ese sentido comentó que gente que nunca se imaginó haciendo Yoga hoy lo hace y gente que había dejado, volvió a practicar esta actividad.
Y lo que todos nos preguntamos, aunque sea una vez en estos seis meses ¿Qué sucederá cuando la cuarentena acabe?. Está claro que el aislamiento dejó y dejará huellas en varias conductas de nuestras vidas cotidianas. No hay dudas que gran parte de la población tendrá otra manera de transitar su cotidianidad, sobre todo en los hábitos sociales.
Benjamín planteó que es muy probable que se instalen ciertos miedos en las personas, el temor a como se va continuar con la vida cotidiana y de que forma. “Todos los cambios generan temor, así como nos adaptamos al virus, una vez que el virus no esté probablemente pase lo mismo”, señaló.
“No necesariamente los cambios de hábitos o formas de relacionarnos van a ser negativos; algunos pueden ser favorables, con respecto de aprender a vivir momento a momento, escucharnos, atender lo que es verdaderamente importante para nosotros, en nuestras vidas y las formas de vincularnos en cuanto a las relaciones interpersonales”, manifestó la psicóloga.
Nuevos hábitos y muy positivos salieron a la luz en esta cuarentena con respecto a la higiene y probablemente se sigan realizando, como la limpieza extrema de los hogares, de los alimentos y productos comprados, como también el lavado de manos varias veces al día.
Algo que es muy notorio y seguramente perdurará un tiempo más es que se modificó la forma en la que las personas se relacionan con la ciudad en la que viven. Hoy en día el uso de los espacios públicos y privados se ha transformado, se percibe un gran cambio en la población sobre la forma de habitar sus viviendas y cómo se valoran los espacios públicos durante las salidas recreativas. También se cree que las nuevas modalidades de educación y trabajo virtual podrían extenderse más allá de la cuarentena.
Bravo destacó que va a costar mucho volver a la educación presencial y sostuvo que “muchas cosas van a cambiar que todavía no nos logramos imaginar y cuando lleguemos ahí nos vamos a dar cuenta que van a ser necesarias”. Además afirmó que lo primero que va a haber que atender es la ansiedad que van a traer los estudiantes.
La sociedad se ha enfrentado a un gran cambio en las formas de relacionarse y llevar adelante sus prácticas cotidianas. Será cuestión de tiempo saber si estas transformaciones que asumimos para enfrentar la pandemia servirán para configurar una nueva forma de vida.